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Ensayos de comestibles con THC: ensayos de estabilidad en el sector del cannabis

Desde 2012, varios estados de EE. UU. han aprobado la legalización de los comestibles con infusión de cannabis. Desde octubre de 2019, estos comestibles también se venden en Canadá, aunque la mayoría están prohibidos en Quebec. Esto puede resultar novedoso para algunos, ya que la legalización y la venta de hojas y extractos de cannabis se gestionan de forma diferente a la de un comestible formulado. Bien sea para uso recreativo o medicinal, los comestibles plantean nuevos problemas, dado que los consumibles procesados presentan diversas biodisponibilidades y vías de absorción en el organismo y todo ello resulta en un tiempo más amplio hasta el inicio de los efectos y en un mayor riesgo de sobredosis en comparación con los métodos estándar de inhalación. Es necesario cumplir las especificaciones de la etiqueta y verificarlas en términos de ensayos de potencia y seguridad general de cara al consumidor. Hasta el momento, los ensayos no se han regulado a escala mundial debido a la ausencia de un organismo regulador de carácter universal que ejecute normativas sobre lo que debe someterse a ensayo y qué niveles de precisión son válidos, algo que genera una amplia gama de calidades en los productos. Muchos afirman que su legalización en todo el mundo potenciará la investigación de estos fármacos y su seguridad respecto a los consumidores, si bien ha sido algo difícil de alcanzar.

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¿Qué debe analizarse y cuáles son los niveles aceptables y los umbrales de precisión en los ensayos?

Es probable que no baste con analizar la cantidad de THC (tetrahidrocannabinol) de una bebida. Los comestibles que contienen THC posiblemente reciban un tratamiento farmacéutico, ya que su consumo, a diferencia del CBD (cannabidiol), causa efectos psicoactivos y alteraciones en el estado de ánimo. La dosificación adecuada de THC en un producto también es importante. Los consumidores principiantes tienden a ser mucho más sensibles que los experimentados. Cabe imaginar que si una dosis recomendada de 10 mg de THC para un consumidor principiante se ve alterada por unos pocos miligramos, esa dosis será muy superior a la recomendada.

Analizar los comestibles con THC, al igual que las bebidas, también entraña otra serie de complicaciones en comparación con las bebidas alcohólicas. El alcohol etílico, la sustancia regulada más generalizada que altera el estado de ánimo, es soluble en agua y homogénea en productos como la cerveza, el vino y el licor. Por el contrario, el THC es un aceite y es incompatible con el agua. Aquí entra en juego el importante papel del químico formulador, responsable de suspender y dispersar adecuadamente este aceite en un medio acuoso. Estas emulsiones pueden ser bastante estables durante períodos largos, como es el caso de las cremas corporales viscosas en cosmética, o pueden ser relativamente inestables como muchos aderezos de tipo vinagreta para ensaladas. Las emulsiones más inestables conllevan un riesgo mayor de que el contenido de aceite se desprenda de la matriz formulada y se forme una capa de cremado en la superficie del producto. A diferencia del aceite de oliva, que es seguro, si una emulsión con THC se rompe y forma una capa de THC en la superficie de la bebida, además de tener mal sabor, toda la dosis del material psicoactivo puede ingerirse en el primer sorbo y eso tendría efectos negativos y posiblemente perjudiciales para los consumidores.

Los ensayos para este tipo de estabilidad no se ajustan a los métodos habituales de análisis del THC, que se basan en el porcentaje de contenido de THC, las proporciones de THC/CBD, el fenotipado o la presencia de otras sustancias químicas tóxicas como pesticidas. Los ensayos de estabilidad de la emulsión suelen realizarse por observación visual (simplemente esperando a que se rompa la emulsión y midiendo el volumen de cada fase). Sin embargo, algunas emulsiones pueden ser estables durante meses, si no años, por lo que esperar a que una emulsión comience a mostrar signos de ello requeriría un período que ralentizaría el proceso de formulación y producción.

¿Cómo se puede realizar este ensayo en poco tiempo y con resultados cuantitativos precisos?

La gama Turbiscan se ha desarrollado durante casi 30 años con una tecnología de dispersión de luz que puede supervisar la estabilidad de la emulsión y detectar el más mínimo cambio mucho antes de que pueda observarse algo a simple vista. Basado en la dispersión de luz múltiple estática (SMLS), el dispositivo Turbiscan detecta la migración de partículas y los datos de tamaño para ofrecer comparaciones detalladas de la cinética de cremado, clarificación, sedimentación y floculación. El análisis fácil y rápido de la tasa de cremado del THC en una emulsión puede extrapolarse a la vida útil o puede utilizarse simplemente como una prueba de aptitud/no aptitud. Esto no sólo se presenta como una solución para la vida útil y las pruebas de potencia, sino que también permitirá al químico formulador optimizar las formulaciones de forma rápida y ágil.

Este método ya fue ensayado por Tarukino LLC en Seattle, Washington. Como se sabe que los ensayos de HPLC de materiales pueden cambiar de un laboratorio a otro, incluso para las mismas muestras, se determinó que la utilización del Turbiscan para ensayos de potencia a largo plazo sería una buena opción. La toma de muestras con el Turbiscan es sencilla y sólo requiere colocar el material dentro de un vial de 30 ml y sellar el tapón. El mismo vial de una muestra inalterada puede permanecer en posición vertical durante toda la duración del ensayo sin necesidad de someter la muestra a ningún tipo de sondeo o esfuerzo durante todo el proceso. A medida que se observa el cremado de la muestra, puede calcularse la fracción volumétrica absoluta de aceite en el transcurso del tiempo. Dado el tamaño de las partículas (medido independientemente a lo largo del estudio) y el índice de refracción de la muestra, puede calcularse la fracción de volumen.

Los usuarios del Turbiscan en Tarukino (Seattle, WA) ven que el cremado de una emulsión con THC no cambia más que un 1,75% absoluto en la muestra a lo largo de 200 días. Con esta información fundamental, pueden estar seguros de que su material puede permanecer en un estante durante más de 200 días sin necesidad de preocuparse por la calidad del producto. Y lo que es más importante, la potencia durante este tiempo no se verá afectada de forma significativa y es probable que pueda homogeneizarse con una simple redispersión (es decir, agitación).

Para poder ensayar y validar adecuadamente los productos con cannabis, es probable que se necesiten varios métodos para generar productos limpios, viables y estables. Si bien algunos métodos de ensayo pueden no considerarse obligatorios, un conjunto de ellos dará lugar a productos de alta calidad constante que, en última instancia, ayudarán a una marca a desarrollarse y a diferenciarse de otras en este mercado competitivo.

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